domingo, 27 de marzo de 2011

Manteca al Techo

Conocí la Manteca Light de La Serenisima un par de años atrás en uno de los tantos regimenes que emprendí, algunos con mas éxito que otros, en mi vida. Fue recomendación de la nutricionista, ya famosa entre mis conocidos, la Dra. Alonso, que muy entusiasmado acaté y nunca dejé hasta le fecha.
Hoy, unos 4 años mas tarde desde ese maravilloso descubrimiento de una manteca algo distinta en sabor a la original, pero muy fácil de untar, y por sobre todas las cosas baja en calorías, es que me doy cuenta que esta manteca no es mas que una manteca tradicional estirada con agua.
Para ser más técnicos, la Manteca Light es el resultado de una emulsión estable de una fase acuosa y una sólida. Es decir, manteca y agua bien batidas hasta quedar integradas por completo.
Créanme en lo que les digo porque yo mismo lo probé. Mismas cantidades de manteca y agua batidas a lo loco logran una manteca obviamente con la mitad de calorías ya que como todos saben el agua no engorda. Eso si, hay que agregarle un poquito de sal para que tenga algo de gusto. Porque como todos saben, el agua no tiene gusto a nada. Si no terminamos llenando la tostada de manteca y no tiene sentido.
Por eso, aunque cueste creer, estamos pagando por un kilo de manteca y en realidad nos están dando medio kilo con agua. Y lo peor es que el kilo de Manteca Light cuesta un 50% mas que el kilo de manteca común. Es decir, que si un kilo de Manteca Light esta a precio de hoy en el Disco $45, quiere decir que estamos pagando $90 por kilo de manteca cuando podemos comprar manteca común por $30 el kilo.
Hagan la prueba ustedes, lean las etiquetas y saquen sus propias conclusiones.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Señor, he pecado?

Ocurrió esta mañana en el trabajo cuando me tocó la noble tarea de preparar unas empanadas para la recepción de una fiesta que se va a hacer este domingo en el restaurante.
Estaba haciendo un relleno de carne, con carne picada, cebolla, huevo y cuan condimento encontraba por ahí. Ají molido, orégano, pimentón, comino, etc. cuando me doy cuenta que no iba a ser suficiente para las 80 empanadas que tenía que hacer. Fue en ese momento, lleno de dudas e incertidumbres que levanto la cabeza y veo en el deposito una bolsa con pasas de uva blancas y otra con pasas negras.
Ya fue - digo- … yo le hecho pasas, aceitunas y a la mierda.
Y no es que esté mal hacerlo. Pero va completamente en contra de mis principios. Odio las aceitunas, me dan asco las pasas y me muero si muerdo una empanada y me encuentro con algo de todo esto.
Ya fue - vuelvo a decir para mi dentro- De última me agarro con la frase de Groucho Marx… “Estos son mis principios, y si a usted no le gustan, tengo otros”.
Y entonces, cuando estoy a punto de cometer el crimen y convertirme en la persona que siempre odié se acercó Walter, el jefe de cocina, y me dice justo antes que aprete el gatillo.
¿Que haces?
Nada -le respondo como un niño que seguro se mando una cagada- y sigo explicando-… Estiro la preparación con un poco de pasas y aceitunas, es queee… -me justifico- me quedé corto con el relleno y no me va a alcanzar.
Nooo, que porquería - me dice Walter (parece que las odia mas que yo)- Peroo, ¿Te gustan así a vos las empanadas? -Me pregunta y ya se que no lo hace solo por curiosidad.
No... pero bueh… no me alcanza – me vuelvo a justificar-.
¿Vos comerías esas empanadas? Otra de sus preguntas con un interés que desconozco.
No, ni en pedo- le contesto con cara de asco.
¿Y porque haces algo para los demás que ni a vos te gusta?
Me quedo callado y lo miro.
Bueno, como quieras... (ese “como quieras” te mata!). Si vas a hacer empanadas cordobesas hácelas bien. Ponéles papa y azúcar - dice Walter mientras se da media vuelta y se va-
Y ahí me quedé yo frente a mi relleno de carne y mi puñado de pasas todavía en la mano derecha sin saber que hacer. Y la verdad es que no tenía muchas ganas de pelar papas, cortarlas en cubitos y hervirlas. Así que fui a la cámara y volví con un poco más de carne picada y dos cebollas que corté y cociné en seguida. Y déjenme que les diga, pero el relleno quedó de “re chupete”, mi alma sin remordimientos y mis principios sin ser manoseados. Una vez más… Gracias Walter!

jueves, 10 de marzo de 2011

The Fridge Portrait Project

Es el proyecto del fotógrafo argentino Rodolfo Shmidt que se expone desde el 25 de febrero hasta este sábado 12 de marzo en el “Central de Proyectos” en la avenida Santa Fe al 2729.
Son más de 80 pares de fotos sacadas a las heladeras de 80 personas distintas y sus respectivos dueños. Todo sucedió casi como accidente. “Comenzó con una secuencia de fotos que había sacado accidentalmente hacía algunos meses, cuando desesperado por terminar un rollo empecé a disparar y capturé el contenido de mi heladera y atrás de eso mi cara. Me gustó la sensación que tuve al verlas reveladas y en ese momento quise repetirlo". Cuenta Rodolfo en una de las tantas notas que aparecen en blogs y revistas gastronómicas actuales.

Por mi parte, y sin saberlo, fue hace más de 6 meses que hice casi lo mismo con la heladera de mi casa y la de Dai. En realidad en estos casos fueron dos cosas distintas lo que me llamaron la atención y me llevaron a hacerlo.
En el mío fue un estante/cajón en la puerta de la heladera de casa bien tupido con los mas diversos condimentos que muy orgulloso quise retratar. Y en el caso de Dai fue todo lo contrario. Una heladera penosa y vacía que cada vez que llego a su casa abro como esperando un milagro que parece nunca sucederá y vuelvo a cerrar muy desilusionado.

martes, 8 de marzo de 2011

BB Chat

Se volvió en el último tiempo en el dispositivo electrónico preferido de mis amigos mas cercanos que poco a poco y uno por uno fueron cayendo en sus manos.
Lejos quedaron las Laptops, los jueguitos, los mensajes de texto, las llamadas gratis, la Play Station, el I-Pod, las cadenas de mails y demás para que ahora sean todos rehenes de los teléfonos celulares Black Berries y su maravilloso sistema de conversación apodado BB Chat.
Es mediante esta modalidad, sobre todo en los últimos meses, que mis amigos decidieron llevar a cabo las comunicaciones entre ellos y yo, por no contar con uno de estos, me pierdo de mucho para no decir de todo.
Ya es casi normal que cuando nos veamos muchos de los temas de conversación o acontecimientos de la semana estén ajenos a mi y es por eso que rápidamente me hacen una apresurada actualización.
Y fue en una de estas noches cuando me enteré que en un día de aburrimiento a uno de mis amigos se le ocurrió mandar por este chat una foto de su escritorio. El lugar donde pasa tantas horas a la semana y que para casi todos era completamente desconocido. En seguida todos se unieron a la moción y copiaron la iniciativa del primero haciendo lo mismo pero cada uno en su oficina. La propuesta fue un éxito que al menos apaciguo los aburrimientos de una jornada laboral tranquila y acaparó un rato de los temas de un sábado a la noche.
Para no sentirme tan afuera de estas cosas que divierten mucho y que por el momento no puedo acceder, paso seguido de las fotos de los espacios laborales de mi amigos, el que en los últimos siete meses se transformó en el mío.

Barto

Juan Dlc

Rodo

"El Abuelo"

Marce Dlc

Nacho

jueves, 3 de marzo de 2011

El guacamole nuestro de cada día

El guacamole, una salsa hecha a base de palta o aguacate (de ahí el nombre. Aguacate= Palta. Mole= Salsa), paso en los últimos años de ser una preparación totalmente desconocida a ser algo que todo restaurante moderno y canchero tiene que tener y/o ofrecer si o si. Es más! Me animo a decir que hasta las paltas eran desconocidas para muchos de nosotros diez años atrás. Al igual que el tomate, esta es una fruta mas utilizada como verdura que como otra cosa siendo la variedad Hass, de piel negra y rugosa, la más conocida aunque no la única.
Estas Peras de las Indias, tal como la llamaban los conquistadores debido a su semejanza con las peras, crecen en árboles que llegan a tener unos 20 metros de altura. Muchos afortunados descubrieron en los últimos años que en la casa de la abuela, a la vuelta de su casa o mismo en su jardín tenían uno de estos que hasta hace poco era inutilizable.
Se puede comer en ensaladas, sopas y hay hasta quienes extraen el aceite de las mismas para consumo, cosmética y usos farmacéuticos. En Chile la comen al desayuno y ya hay algunos pasteleros y reposteros que la usan para postres, mousses y helados. De todas formas es el guacamole quien se lleva el mayor porcentaje de su uso.
Y por supuesto que en el restaurante donde yo trabajo, no estamos ajenos al tema. Si bien el guacamole ya no esta presente en ninguno de los platos de la carta (antes si lo estaba), todavía debemos tenerlo listo y preparado en la cocina para quien lo solicite. Ya sea para quien lo pide con nachos (snack mejicano), en la tabla de quesos y fiambres como un ingrediente mas, para acompañar el pan de bienvenida, o en un bowl de vidrio para decorar en eventos, el guacamole tiene que estar.
Y déjenme que les cuente, casi como haciendo terapia porque el tema me tiene algo cansado, el guacamole no solo es una salsa que lleva su tiempo y sus varios pasos prepararlo sino que también tiene que ser del día si queremos mantener cierta calidad.
Busqué por Internet varias formas de conservarlo pero ninguna funciona. Hasta llegué a probarlas todas juntas pero parecen no ser acumulables.
Los más novatos, que suelen creer ser los que mas saben, dicen que poniendo uno o dos carozos dentro de la salsa vamos a evitar el deterioro pero esto es un mito. Lo mismo pasa con el agregado de dosis extra de jugo del limón ya que esto no solo no impide la putrefacción sino que además altera el sabor original. Hasta incluso hay quienes recomiendan almacenarlo en recipientes no metálicos pero esto tampoco resulta.
Con el tiempo logré retrasar la oxidación del mole poniendo un papel film en contacto evitando el aire –que parece ser, junto con la luz, el peor enemigo- pero esta solo fue una solución momentánea. Entonces pregunté en el IAG, donde supuse iban a saber ayudarme, pero la única respuesta interesante y que nunca había escuchado hablaba de añadirle unas cucharadas de acido ascórbico. Metodología que aún no probé ya que no me animo a usar esa sustancia polvorienta que se consigue en las farmacias.
Es por eso que hasta la fecha, sin una solución definitiva a la vista, sigo con la producción de guacamole todos los días lo cual me ha convertido en un verdadero experto. Y aunque seguro que cualquier mexicano la desprestigiaría yo sigo pensando que me sale muy bien.

Ingredientes:
Palta ½ Kg.
Tomate 0,150 Kg.
Cebolla Morada 0,150 Kg.
Cilantro c/n
Sal c/n
Pimienta c/n
Chile c/n
Limon c/n
Tabasco c/n
Aceite de Oliva c/n

Procedimiento:
Pelar la palta, descorazonarla y pisarla con un tenedor o pisa puré (No usar procesadora). Agregar la cebolla picada, el tomate cortado en cubos sin las semillas, el cilantro deshojado (apenas picado) y condimentar a gusto con el resto de los ingredientes.



Bonus Track: Y mientras tanto, y todo esto sucede, sigo esperando que algún emprendedor se digne a la venta de esta salsa ya lista para usar. Una idea que tengo guardada hace tiempo pero ya sin ganas ni conocimientos suficientes para llevarla a cabo.
Guacamole listo para consumir, lleno de químicos y conservantes, pero listo para consumir al fin y al cabo. Una buena solución para los cientos de restaurantes que seguro han de tener el mismo problema que yo.
Una idea no del todo fácil que ni el mismísimo PepsiCo se animó hasta le fecha de hacerlo como si lo hizo con las salsas de queso cheddar y de tomate para acompañar a sus famosos Doritos. Pero algo posible ya que en dos restaurantes distintos, uno en EEUU y otro en Costa Rica, vi como lo servían desde paquetes con etiquetas comerciales. Emprendedores o importadores… que no se les escape la tortuga.

martes, 1 de marzo de 2011

Ahora entiendo

A veces me pregunto como puede ser que una lata de Coca Cola, una botella de Sprite, o la bebida gaseosa que sea puede salpicarme a mí y todo mi alrededor si fui yo quien con mis propios ojos vi como el camarero muy sereno la trajo en su bandeja antideslizante a la mesa. O peor aún, fui yo quien con mis propias manos la tomé de la góndola del supermercado, la pasé por la caja y la lleve a mi casa sin mucho mas ajetreo. Es entonces cuando pienso en todo el camino que esa pobre botella hizo hasta llegar a mí y por todas las manos que paso antes de disponerse a la venta del consumidor final. De la fabrica a un deposito, y de ahí al supermercado o al restaurante para descansar placidamente en una góndola o en una heladera. Sigo pensando y concluyo que no es posible esta teoría. Entonces pienso en los camiones que las transportan, el tráfico de la ciudad, los semáforos y demás. Pero todavía no me cierra la idea del bamboleo. Hasta que en uno de mis tantos viajes diarios de la cocina a la cámara veo como Jere, el barman de Deriva, espera en el entre piso de un incomodo deposito de bebidas que Ale, bachero del mismo lugar, le alcance todo el pedido de bebidas que recién dejaron ahí esos hombres vestidos de rojo con carritos divertidos y arneses incomprensibles. Mi asombro fue instantáneo. La mejor forma que consiguieron de apurar la tarea no fue otra que arrojar las cajas y los packs de bebidas cual ladrillos en una construcción. Y fue entonces cuando entendí porque a veces las gaseosas nos traicionan y tanto cuidado hay que tener si no queremos terminar todos pringosos.