viernes, 29 de octubre de 2010

Yo Argentino

Como con muchas otras cosas los argentinos nos enorgullecemos de creaciones e inventos propios, muchas veces poco útiles o insignificantes al lado de los grandes progresos y descubrimientos mundiales. Como bien relata la canción de Bersuit Vergarabat, La Argentinidad al palo los argentinos tenemos la calle mas larga, el río mas ancho, las minas mas lindas del mundo, etc. etc. etc.
En la gastronomía pasa lo mismo. Muchas de esas son ciertas aunque muchas veces son muy difíciles de comprobar. La creación del dulce de leche, aunque aseguro que el consumo si sea bien argentino, es muy difícil de comprobar. La historia en la que Rosas y Lavalle se encuentran en una estancia de Cañuelas y la criada se olvida la lechada (Leche mas azúcar al fuego) para avisarle a Rosas que Lavalle dormía la siesta en su sillón es poco creíble aunque muy romántica.
La salsa golf, creada por el premio Nobel Leloir en el Golf Club de Mar del Plata en 1920, que estaba cansado de comer siempre los camarones y langostinos con mayonesa por eso la mezclo con Ketchup, puede ser cierta aunque hay datos de una salsa muy similar en EEUU llamada Thousand Island Dressing en libros de recetas de 1900 que le quitan a Leloir parte del mérito.
Y así podemos seguir la lista con la milanesa napolitana creada en la pizzería Napoli de José Napoli en las cercanías del Luna Park, la soda, los alfajores, el asado con cuero, las empanadas y la mas reciente pizza en cono y el alfajor de arroz.
Pero seguro hay una comida que no deja dudas sobre su origen y creación. Esta es el Revuelto de Gramajo. Una suculenta combinación de huevos revueltos, jamon, arbejas, y papas cortadas bien finas salteados juntos con manteca.
El revuelto debe su nombre al coronel santiagueño Artemio Gramjo. Edecán de Julio Argentino Roca a quien acompaño tanto en las conquistas del desierto así como también en sus posteriores presidencias.
…de los muchos que sirvieron conmigo por entonces y mas tarde se asociaron a mis luchas y mis glorias, recuerdo al ayudante Artemio Ggramajo, mi amigo y compañero de toda la vida… (Soy Roca, Ed. Sudamericana, Felix Luna)
Era socio y habitué del porteño Club del Progreso. Allí transcurría veladas jugando al billar o a juegos de cartas; en el ínterin, sin dejar sus actividades lúdicas, se hacía servir un plato consistente con estrechas fetas de jamón serrano cordobés, saltado o sofrito con arvejas y huevos. Esta comida la consumía "al plato" y, ocasionalmente, "al pan". Plato que según dicen, solía desayunar todos los días.
Gramajo era un hombre grandote, obeso y fortachón, adicto a la comida, de buen paladar y resistente estomago. Según Feñix Luna: “un comilón de leyenda”.
… el buquecito se movió locamente y todos hubimos de quedar en los incómodos camarotes, ocultando la vergüenza del mareo, los vómitos y el malestar. ¡Ni Gramajo pudo comer nada en esos días!... (Soy Roca, Ed. Sudamericana, Felix Luna)
…No se me olvida el episodio que viví a poco de conocerlo. Teniíamos que salir en comisión y yo observaba que Gramajo estaba remoloneando a causa de un chanchito en pleno proceso de convertirse en un maravilloso asado. Con un poco de maldad lo apure, hice que dejara todo y partimos. Cumplida la comisión veníamos de regreso. Irónicamente le dije:
- Ahora si que vendría bien el lechón…
Entonces me dijo con un tono que todavía puedo escuchar, a mas de medio siglo de distancia:
- Alcancé a traer la cabeza…
Desde ese momento supe que seria mi amigo para siempre… Lo fue en la buena y en la mala fortuna, siempre discreto y servicial, afectuoso caballeresco, valiente, bromista. Y tambien glotón para comer y amarrete de sus pesos. Durante mi primera presidencia lo designe mi edecán y después lo siguió siendo, con o sin nombramiento. Pasará a la historia por esta, nuestra perdurable amistad que lo convirtió durante décadas en mi "alter ego", pero también por haber inventado el revuelto que lleva su nombre y se ha convertido en un plato común de los restaurantes de Buenos Aires.
(Soy Roca, Ed. Sudamericana, Felix Luna)
Cuenta la leyenda...
La historia de la invención del platillo nos remite al año 1879 en una tienda de Campaña durante la expedición al desierto. Gramajo sabía que no tenían muchos víveres e improvisó con los elementos a su alcance. En medio de los cañonazos, Roca le preguntó secamente a Gramajo: -¿Que comemos? -Mi revuelto General, contestó el edecán formalmente. Roca un poco sordo por los cañonazos preguntó: -¿Revuelto Gramajo, Coronel? A lo que Gramajo concluyó: -Sí, mi General, habrá de gustarle tanto, como ganar esta batalla. Hoy ganaremos sobre un enemigo que no tendrá el higado satisfecho de trabajar tanto, para darnos un grande y buen provecho.




1882. Pioneros de la "Revolución de las Pampas": Artemio Gramajo, Gustavo André, Ricardo Newton, Julio Argentino Roca, Antonio Cambaceres, Alberto Larroqe, Martín Campos, Carlos Tombeur, Daniel Donovan, Mariano Demaría y Luis Guillón.


Ingredientes:
-Papas negras, 1/2 Kg.
-Aceite de girasol, cantidad necesaria
-Cebolla, 1
-Jamón cocido, 100 g
-Huevos, 4
-Arbejas 50 g
-Manteca, Sal y pimienta c/n

Preparación:
Pelar las papas y la cebolla y cortarlas en bastones muy chicos. Calentar abundante aceite en una sartén profunda y cuando el aceite esté caliente introducir las papas de a poco. Dejar freir las papas hasta que se doren, y luego retirar. Picar el jamón en finos bastones. Batir ligeramente los huevos. En una sartén calentar la manteca, saltear allí la cebolla hasta que sea transparente Incorporar el jamón cocido, las papas fritas y los huevos. Agregar las arbejas. Revolver el revuelto gramajo hasta que los huevos estén cocidos pero algo jugosos. Condimentar con sal y pimienta. Retirar y servir.

3 comentarios:

Juan DLC dijo...

Groso, buen relato. Mejor todavía la receta, esta semana me clavo uno..

nachef dijo...

Jaja, sos mi mas fiel lector, o al menos el comentarista con mayor participacion. Por eso mejor venite a tu casa un dia que lo hacemos al disco cuando Walter me traiga los huevos de avestruz del campo que me prometio.

Juan DLC dijo...

Listo! es un hecho. Olvidate de los huevos que te prometió Walte, es imposible que te los traiga...