jueves, 29 de julio de 2010

La Panadería

En Martínez, camino de casa al Instituto Argentino de Gastronomía (IAG), paso siempre por una panadería que parece haberse quedado en el tiempo. Hace ya mas de una año y medio que todos los miércoles a la mañana paso por la puerta de este lugar y la verdad es que siempre me llamó la atención.
Finalmente ayer, frente a una ya insostenible curiosidad y la necesidad de llevar a casa algo para desayunar con Mamá y Papá que llegaban de viaje, frené con el auto, saque un par de fotos y entré.
La fachada del lugar bien podría ser el de una panadería en los años 40 o bien sino una clásica panadería de zona rural. Pero nada de esto es así. En pleno barrio de Martínez, en el año 2010, ahí está ella. Ajena a cualquier cambio, como si el tiempo se hubiera detenido décadas atrás, y creyendo que en la vorágine del siglo XXI no fuese necesario renovarse.
Adentro, todo combinaba con el afuera. Atiende una señora de anteojos y rulos, avanzada en edad y entrada en kilos, con un simpático delantal de flores y volados atado a lo que alguna vez debió haber sido una cintura. Se paraba con teléfono en mano y oreja detrás de un deteriorado mostrador con antigua balanza panadera y vieja caja registradora.
Hablaba por teléfono vaya uno a saber con quien pero nunca dejo de hacerlo. Probablemente lo hacía con “La Cuñada”, Bety, del nuevo corte de pelo que se hizo “La Chola” (Amiga de toda la vida) o tal vez de la hija de “La Vecina” Nilda, que habría quedado embarazada de desconocido muchacho.
Yo mientras; observaba el lugar y esperaba ser atendido.
Vendían todo lo que una panadería de barrio debe vender. Cremonas, Libritos, Cuernitos, Bizcochos, Galletas, Grisines, Flautitas, Felipes y Mignones. Además de Facturas, Pepas, Polvorones y algunos pocos productos de almacén como Yerba Mate y Gaseosas (de las clásicas y las desconocidas).
Elegí para llevar media docena de facturas (dos media lunas, dos tortitas negras y dos vigilantes con membrillo y pastelera). Pagué con $50, previamente asegurándome que contaran con el cambio suficiente ya que no quería que me miren con mala cara y/o pregunten: “¿Más chiquitito no tenès?”
“No! No tengo! Si no te hubiese pagado con mas chico!” (Habría sido mi respuesta)
Las facturas gracias a dios estaban muy bien. Por lo menos en La Panadería, eso si era del día.

2 comentarios:

barto dijo...

gordooooooo esta en la esquina de la estacion de San Isidro, a la vuelta de la calle Alvear?????

no se pero me suena mucho la foto ajajaja

nachef dijo...

Mmmm, no se bien la direccion. Pero no. Está a 3 cuadras de Yrigoyen (Continuacion alvear) y como a 10 de Santa Fe.
Gracias por dejar comentario siempre! Sos un idolo!